Vacaciones todo el año - Pinamar
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Vacaciones todo el año
 Por Bea Machado
 
Es común, que escuchemos comentar a la gente “¡necesito vacaciones!”, acompañando este comentario con un gesto desahuciado. Incluso nos hemos escuchado a nosotros mismos decirlo. Pero, ¿son las vacaciones la respuesta a nuestros deseos?

Es lógico que luego del año de trabajo necesitemos descansar. Es humanamente necesario y mentalmente saludable. Ponemos mucha energía y expectativa en ese período que consideramos la solución y el remedio para recuperarnos del agotamiento, cansancio y estrés que nos dejó el año.
Necesitamos cargar las pilas para arrancar el nuevo tiempo de actividades laborales.



Sin embargo, es preciso tener en cuenta que la ansiada armonía intelectual y emocional que procuramos encontrar, no es tan simple de hallar con solo “irse de vacaciones”.

Muchos esperamos que lo que no se produjo durante el año lo podamos lograr durante las vacaciones, y evidentemente es un error.  ¿Por qué?  Trataré de poner en pocas líneas lo que tan sabiamente nos explica el psicoanalista Carlos Pérez en su nota “Las vacaciones estás sobrevaluadas” publicada el 5 de Enero de 2009 en el diario Río Negro (ver link al pie de la nota).


Evadir conflictos no significa que no estén ahí

En el transcurso de nuestros días de rutina, generalmente tendemos a desentendernos, o evitamos, por falta de tiempo, a echar un vistazo a la forma en que transcurre nuestra vida.  No paramos a analizar si estamos haciendo de ella lo que realmente queremos. Hacemos mil cosas, estamos siempre “a mil”, pero ¿que de todo eso es lo que nos satisface plenamente?

Los días pasan rápido, las responsabilidades nos atosigan, y los conflictos personales, laborales, de pareja, o el que sea, son dejados de lado porque no podemos dedicarnos a resolverlo, hay cosas más importantes. O tal vez buscamos salidas alternativas que nos producen un vacío.

Pero en el momento en que nos tomamos nuestro tiempo de descanso para que todo se aclare y nuestra vida nos sonría, surgen las  inquietudes que nos empiezan a perseguir y florecen.  Nos encontramos tirados en una reposera, en la playa, y en lugar de disfrutar de esa visión, nos encontramos pensando en todo lo que evadimos durante el año, porque nunca se fue, estuvo siempre ahí, y ahora más que nunca, en primera plana.

Miramos a nuestros hijos haciendo castillitos de arena o jugando en las olas. Lo disfrutamos, pero entendemos que no es suficiente el tiempo del día a día que dedicamos a vivir esos momentos maravillosos.

O tal vez escalamos una montaña y vemos la inmensidad del cielo y la increíble naturaleza en la cual somos un mínimo componente.


Disfrutar de “mi vida”


Lo que nos dice Carlos Pérez es que “si uno es capaz de pasarla bien, debe poder  hacerlo durante cualquier momento del año”.  Esto implica “no” evitar los conflictos, sino enfrentarlos y buscar soluciones en el momento, no dilatar en el tiempo.

Hacerse tiempo para disfrutar de los hijos y verlos reír y jugar. Buscar momentos de soledad con la pareja y redescubrir la razón por la cual permanecen juntos.

 


Es “nuestra vida” y nos ha sido concedida como un beneficio “único e intransferible”.  Esto nos convierte en único responsable para que ésta sea como la deseamos. Y podemos tener la garantía absoluta que las vacaciones serán una prolongación de la armonía emocional e intelectual que vivimos durante el año.

 

Si en nuestra mente asociamos felicidad, descanso y armonía con vacaciones, ¿Por qué no aplicar cada uno de estos estados a nuestra vida y vivir de vacaciones todo el año?




Por Bea Machado para dpinamar

 

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